miércoles, noviembre 22, 2006

Mamá...


Querida mamá:

Ya partiste hace poco más de un día, a un viaje sin regreso, el cual yo algún día haré y te alcanzaré.
Mami, ya te extraño, siento un vacío enorme en mi corazón, pero me queda la certeza de que por fin estás descansando en la eterna felicidad del paraíso, caminando sobre nubes de colores y recostándote en los cálidos brazos del Señor.
Fuiste una mujer excepcional, luchadora hasta el final, siempre queriendo la felicidad de los tuyos, aunque fuera a costa de tu propia felicidad.
Mujer de carácter fuerte, como leona para alcanzar sus objetivos y la madre más tierna que se puede tener.
Siempre fuiste de una inteligencia excepcional, tanto intelectual, como emocional, siempre sabías exactamente qué hacer y qué decir en los momentos cúlmines y siempre supiste consolar a quienes buscaron tu apoyo.
Después de tanto años negando a muerte mi parecido a ti, hoy lo asumo orgullosa, de ser tu copia casi exacta, porque parecerme a la mujer que más admiro en mi vida, es el honor más grande del que puedo ser dueña.
Mamita hermosa, fuiste lejos, la mejor amiga que pude tener, siempre ayudándome, comprendiéndome, alentándome, retándome y consolándome.
Te voy a extrañar inmensamente, porque dejas un vacío enorme aquí en la Tierra, porque mujeres como tú, no nacen todos los días.
Me despido, con un hasta luego, porque tengo la certeza, que algún día, volveremos a estar juntas y además sé, que estarás conmigo a partir de ahora y para siempre.
Gracias por darme la vida...
TE AMO AHORA Y SIEMPRE...

Tu hija, Jo.